December 20, 2019

Mensaje de Navidad del Arzobispo Charles C. Thompson

Queridos hermanas y hermanos en Cristo:

Arzobispo Charles C. ThompsonAl tiempo que celebramos el evento de la Navidad que ocurre una vez al año, no debemos olvidarnos de vivir el espíritu navideño cada día del calendario. Tal como nos exhorta el papa Francisco, los cristianos debemos exudar la alegría del Evangelio en cada aspecto de nuestras vidas.

Hace varios años, un parroquiano me comentó que apreciaría mucho más la Navidad sino ocurriera en una época del año tan ajetreada. Vale la pena recordar que, si bien María y José junto con algunos pastores y posteriormente los tres Reyes Magos dedicaron algún tiempo para reflexionar acerca del nacimiento de Jesucristo, el mundo no se detuvo a contemplar este evento transformador en la historia de la salvación. De hecho, la mayoría de las personas de todo el mundo continuó con su vida habitual sin siquiera sospechar que había ocurrido este evento, mucho menos sopesar su trascendencia.

En medio del ajetreo de nuestras vidas, lo complicado de las relaciones y las incertidumbres terrenales, se nos ofrece la gracia de una oportunidad para celebrar la bendecida encarnación del Verbo hecho Carne, una experiencia que puede ser tan transformadora para nosotros hoy en día como lo fue para aquellos que vivieron durante la época de la primera Navidad. La belleza, la verdad y la bondad de este grandioso momento merecen nuestro tiempo para detenernos y reflexionar acerca de su significado en cada fibra de la sociedad y en todos los aspectos de nuestras vidas. Con el nacimiento de Jesús y a través de este, la gracia de la salvación queda al alcance de toda la humanidad. Incluso una mínima comprensión y valoración de esta realidad debería encender la llama de la alegría en nuestros corazones, nuestros rostros y en cada uno de nosotros.

Efectivamente, siguen existiendo muchos motivos de preocupación con respecto a todo el caos, la violencia y la injusticia que aquejan a nuestro mundo, todo lo cual es una razón todavía más grande para alegrarnos de la Buena Nueva de la Salvación en Jesucristo. Que bañados por el espíritu de la Navidad encontremos en la celebración de este año una determinación aún más fuerte para mantener a Jesucristo en el centro de nuestras vidas y nuestras relaciones. Vengan, adorémoslo hoy y siempre.

¡Que tengan una bendecida Navidad!

-Arzobispo Charles C. Thompson

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