October 17, 2008

Buscando la Cara del Señor

La experiencia de Homeland Mission ayuda a los jóvenes a crecer en la fe y la esperanza

Durante años he intentado ayudar a que nos demos cuenta de que existen entre nosotros muchas personas pobres, sin hogar y ancianos que están terriblemente solos.

He tratado de fomentar el entendimiento de que tenemos la necesidad de misiones aquí mismo, en casa.

Muchas personas no tienen idea de lo grave que es la situación. Y algunos no comprenden que compartimos la responsabilidad de ayudar a los pobres y a los relegados que se encuentran entre nosotros.

Hace ya varios años se me ocurrió que sería oportuno proporcionar a nuestros jóvenes la experiencia práctica de servir en nuestras misiones patrias, aquí en casa.

Nuestro director arquidiocesano de ministerios para jóvenes, el padre Jonathan Meyer, adoptó la idea y desarrolló un programa de verano de una semana, llamado Homeland Mission, orientado a captar a jóvenes de secundaria.

Hacia el final de la versión de 2008 del programa, invitó a los jóvenes participantes a escribirme cartas contándome sus experiencias. El contenido de estos mensajes resulta esclarecedor. Comparto algunos de ellos con ustedes:

Sara escribió: “Muchas gracias por hacernos entender lo importante que es servir no solamente a los que están lejos de nosotros, sino también a aquellos en nuestra propia comunidad. Es obvia la alegría que llevamos a la vida de las personas y me encanta la sensación que experimento cuando veo que he hecho la diferencia en sus vidas. Desde trabajar con niños pequeños, adultos discapacitados [y] personas sin hogar, hasta simplemente limpiar la ciudad o ayudar a las víctimas de las inundaciones con sus reparaciones, he aprendido que incluso los actos de bondad más pequeños hacen mucho en nuestras vidas.”

Thomas escribió: “He aprendido sobre mi fe y a ver a Jesús en los demás. Fue increíble poder servir a los demás de las maneras en que se nos pide.”

Sean escribió: “Esta semana he atendido a ancianos, personas sin hogar, damnificados y pobres por igual. Mi momento preferido fue cuando Mike contó un chiste en el Hogar de Cuidado y nos relató la historia de su vida.”

Lara escribió: “En vez de no querer ir a Misa como antes, ahora lo espero con ansias. Además he conocido a gente maravillosa. … No tengo más que compasión por los enfermos, los ancianos y las personas sin hogar. Ayudarlos me da más confianza en nuestro Señor Jesucristo.”

Isaac escribió: “Ayudar a las personas necesitadas y darme cuenta de que no todo gira en torno a mí, me ha ayudado a acercarme más a Dios.”

Bridget escribió: “Gracias por ayudar a crear esta oportunidad para madurar y encontrar formas para servir a los demás. No tiene idea de lo que esto significa para algunos de nosotros. Esta excursión misionera me enseñó lo que las pequeñas cosas pueden hacer y a darle verdadero valor a las cosas.”

Shelby escribió: “No puedo agradecerle lo suficiente por esta oportunidad que me ha dado para crecer en mi fe. Esta semana realmente me ha abierto los ojos a todo lo que sucede en mi propio patio.”

Un joven anónimo escribió: “Tal día como hoy, hace dos semanas, perdí a alguien muy cercano a mí. Tenía 26 años y era mi familia, mi amigo y mi modelo a seguir. Esta semana ha sido difícil porque he perdido mi fe, en parte, debido a lo que sucedió. Ni siquiera había salido de la casa desde entonces. Esta semana me ha traído un nuevo hogar donde pude ser quien era antes. También he recibido esperanza y ha vuelto mi fe. Gracias.”

Nicolás escribió: “Gracias por dedicar tiempo para ayudar y concebir esta gran misión. … Sé que la gente dice que su fe crece, pero mi fe realmente creció. Realmente me ayudó a acercarme más a Dios.”

Stephen escribió: “Esta oportunidad me ayudó a darme cuenta de lo afortunado que soy y de lo desesperados que están muchos hombres y mujeres en nuestra propia ciudad. Gracias a esta misión sentí que avancé un paso hacia Dios ya que veía el rostro de Jesús en muchos de los necesitados.”

Sara escribió: “No solamente fue divertido sino también muy espiritual. Creo que me acerqué más a Dios. Lo que más me gustó hacer en el grupo fue ir al centro infantil de Santa María. ¡Me encantan los niños!”

Matthew escribió: “Gracias por hacer que nuestra semana aquí en Homeland Mission fuera posible y positiva. Fue una experiencia que me cambió la vida.”

Patrick escribió: “¿Cómo podemos esperar ayudar a los demás si nosotros necesitamos ayuda? Por esta razón es que estoy eternamente agradecido por la oportunidad, mejor dicho, el privilegio de hacer algo para ayudar a la comunidad que llamo hogar. El hogar es donde está el corazón. Quisiera demostrar dónde está mi corazón por medio de mi servicio.”

Laura escribió: “Cuando hacemos trabajo voluntario en Indianápolis podemos regresar y ayudar todavía más a las personas durante el año escolar.”

Ciertamente nuestros jóvenes aprendieron que al dar es que recibimos. Y crece más fuerte nuestra fe y nuestra esperanza. †

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