September 8, 2006

Seeking the Face of the Lord

La canícula termina temprano y con ajetreos

De vez en cuando, alguien me pregunta qué hago como arzobispo. Nunca sé bien cómo responder.

Obviamente yo proclamo y enseño la Palabra de Dios e imparto los sacramentos en la arquidiócesis. Y superviso la administración de los recursos necesarios para llevar a cabo la misión de Cristo.

¿Cómo funciona esto en la vida cotidiana? A continuación describo “lo que hago” desde que regresé de vacaciones hace un mes.

Me dirigí a Saint Meinrad para unirme a mi promoción de secundaria en su aniversario de graduación número 50. Fue muy divertido recordar los buenos momentos compartidos en el seminario. Tanto los ordenados como aquellos que no llegaron a ordenarse estuvieron presentes.

Tuve que acortar mi tiempo en la reunión. Una amiga anciana murió y había prometido asistir a su funeral.

Ann Marek pasó sus últimos años ayudando en la sacristía de la Parroquia San Lucas en Indianápolis. Ella sirvió a Dios y a la Iglesia de manera inadvertida hasta que ya no pudo asistir más. Imagino que ella representa a muchos ancianos devotos que sirven tras las sombras en nuestras comunidades.

Nuestra Junta de Personal Clérigo retomó su agenda de reuniones mensuales para continuar atendiendo las necesidades parroquiales y clericales en toda la parroquia. Nos encontramos en un momento de júbilo al recibir a varios sacerdotes misioneros extranjeros que servirán en algunas de nuestras parroquias. Esta es una nueva experiencia para nosotros y queremos estar seguros de que se sientan bienvenidos e integrados a los procesos y la cultura de nuestra arquidiócesis.

Tuve el placer de conocer y darle la bienvenida al Padre Juan Jose Valdez y al Padre Oscar Anguiano, misionarios proporcionados por la Arquidiócesis de Guadalajara, México. Estos sacerdotes forman parte de un acuerdo de intercambio celebrado con el cardenal arzobispo de esa diócesis. El Padre Christiaan Kappes nos ha estado representando desde hace tiempo en la Arquidiócesis de Guadalajara.

Paso tres días al año en reuniones y retiros con nuestros seminaristas, antes de que regresen a sus estudios de seminario. Lo hice una vez más durante la festividad de la Asunción.

Este año escolar comenzamos con 32 seminaristas. El tercer día de convocación fuimos como peregrinos a la zona este de la arquidiócesis. Celebramos la Misa en la Iglesia San Pablo en Nueva Alsacia. Esa iglesia fue consagrada por el Obispo Simon Bruté el año antes de su muerte. Durante la invitación del pastor, Padre Harold Rightor, el Mensajero Harold Knueven, hijo de la parroquia, presentó la historia de la misma.

Después de la Misa nos dirigimos a la Parroquia San Martín en Yorkville. Allí los generosos parroquianos nos brindaron un almuerzo de pollo frito, acompañantes y postres caseros.

Luego proseguimos a San Juan en Dover, donde el pastor, el Padre George Plaster nos recibió. Un líder laico relató la historia de esa parroquia, incluyendo una visita del Obispo Bruté. Disfruté estar con nuestros seminaristas. Ellos son candidatos prometedores para el sacerdocio.

Por primera vez en 54 años la Madre General de la orden Hermanitas de los Pobres visitó el Hogar San Agustín en Indianápolis. Tuve el privilegio de presidir la Eucaristía junto con el Obispo William Higi de la Diócesis de Lafayette, y el Archiabad Justin DuVall, O.S.B. de Saint Meinrad. Fue un gran día para los residentes de la casa, amigos y personal. El Padre Albert Ajamie, también residente, lucía radiante.

También celebré la Misa con las Hermanas Franciscanas del Inmaculado Corazón en el convento ubicado en las instalaciones de San Miguel-Cardenal Ritter en Indianápolis. Dieciséis hermanas provenientes de tres conventos, dos en Indianápolis y uno en Bedford, se dieron cita. Después de la Misa prepararon un suculento almuerzo indio que evocaba el cumpleaños número 200 de su fundador.

En otra ocasión celebré la Misa con las Misionarias de la Caridad en el barrio San Felipe Neri, aquí en Indianápolis. Las hermanas celebran su fundación por parte de la Santa Madre Teresa del Calcuta en esta época del año. Son vecinas muy respetadas del área de San Felipe, especialmente entre los pobres.

Yo presidí la reconsagración de la hermosamente remodelada iglesia de la parroquia de San Roque. La iglesia estaba repleta para la ocasión. Al final de la Misa el Padre James Wilmoth, el pastor, y yo, guiamos una procesión acompañados por una estatua de San Roque desde la iglesia hasta el centro de la parroquia donde hubo una fiesta parroquial. La festividad de San Roque se celebra el 16 de agosto.

Del 20 al 24 de agosto participé en el retiro anual de obispos de las diócesis de Indiana, Illinois y Wisconsin. Esta es una época de renovada inspiración ya que se avecina un otoño ajetreado.

El 26 de agosto presidí la Misa en celebración del aniversario número 50 de la Parroquia de Santa Mónica en Indianápolis. Resulta increíble recordar la evolución de esta comunidad parroquiana desde sus humildes inicios hasta la gran y muy activa comunidad de nuestros días, incluyendo un próspero ministerio hispano.

Esto abarca buena parte de lo que hice durante tres semanas en agosto. †


 

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